Estos
principios sirven de guía al terapeuta en todos sus contactos terapéuticos
no-directivos, son sencillos pero de gran utilidad cuando son utilizados con
sinceridad, consistencia e inteligencia:
1. El
terapeuta debe desarrollar una relación interna y amigable con el niño.
3.
El terapeuta crea un sentimiento de actitud permisiva de forma que el niño se siente libre para expresar sus emociones.
El terapeuta crea un sentimiento de actitud permisiva de forma que el niño se siente libre para expresar sus emociones.
4.
El terapeuta está alerta a reconocer las emociones que el niño está expresando y se los refleja de forma que logra profundizar más en su comportamiento.
El terapeuta está alerta a reconocer las emociones que el niño está expresando y se los refleja de forma que logra profundizar más en su comportamiento.
6.
El terapeuta no intenta dirigir las acciones o conversación del niño. El niño guía el camino; el terapeuta lo sigue.
El terapeuta no intenta dirigir las acciones o conversación del niño. El niño guía el camino; el terapeuta lo sigue.